Una noche de fotografía ajetreada… un grupo de amigos nos aventuramos en apoyo a un proyecto (www.24hourproject.org), que recaudaría fondos para mujeres de Shakti Vahini, en busca de sus derechos humanos.
Próximos al amanecer, siendo las seis de la mañana nos dirigimos hacia un místico sitio que creía conocer, pero no de la forma que estaba a punto de descubrir.
Manejamos hasta esa pequeña Ciudad (aquel sitio parecía y se manejaba como eso, una Ciudad diminuta), situada al oriente de la capital mexicana. Antes de la entrada, un constante desfile de vehículos, en su mayoría camiones y "pick ups", pero sin descartar los automóviles de familias que, en pro de su economía, se abastecen semanal o quincenalmente en esa entidad.
El acceso al estacionamiento (no encontramos lugar más que en un rincón entre camiones de carga), es un tanto difícil, pues el tránsito es lento y, si no sabes a dónde dirigirte, es posible encontrarse perdido en el lugar.
Agotados por la intensa actividad de la noche nos dirigimos hacia la administración de La Central de Abastos, donde nos esperaban para darnos un recorrido con una escolta de guardias y demás para poder hacer fotografías a diestra y siniestra, pues nos advirtieron que no es recomendable andar paseando por ahí con cámaras y mochilas cargando, ya que, como nos comentó el encargado de la odisea, hay, como en cualquier otro lugar, robos y asaltos al manejarse a diario en ese sitio gran cantidad de dinero (escuchamos historias de que en los bancos dentro del inmueble la gente llega con cantidades exageradas de dinero en efectivo).
Iniciamos el recorrido, por pasillos que son aproximadamente de dos kilómetros, atiborrados de locales que ofrecen toda clase de frutos, verduras, abarrotes, legumbres, hortalizas, aves, carne, mariscos, víveres y follajes; en total haríamos unos seis kilómetros, tres pasillos como mínimo en nuestro viaje.
Recorrí el pasillo "I-J" (sí, son dos en uno) al menos tres veces, pues perdí por momentos a mis compañeros de grupo, quedando solo y expuesto, siendo para mi un gusto, ya que prefiero hacer fotos en solitario. Hice algunas fotografías. Encontré muchos puestos de comida en mi camino, lo cual, me hizo dudar en seguir en mi safari fotográfico o detenerme un momento. Pensé detenerme, sentarme un rato y disfrutar de unos ricos tacos ("platillo" típico mexicano), no sé si para mi buena o mala fortuna aviste que ya estaban más cerca mis compañeros y desistiendo de aquellos manjares, decidí darles alcance.
Nos dispusimos a continuar e hicimos ya pocas paradas en el trayecto, salvo uno que otro distraído (yo entre ellos) que se detenía para hacer alguna captura. La encomienda era llegar al lugar de los guacales, que son cajas para transportar alimentos, en su mayoría vegetales, que se mantienen con vida gracias a que conservan perfectamente los artículos a transportar.
Llegamos al lugar tras un recorrido de olores (agradables así como no tan buenos) y cosas inimaginables; es mágica la luz que se obtiene al llegar ahí, como entrar a una mini colonia, como viajar al pasado exagerando un poco. Y como inició una pirámide o monumento de guacales dispuestos de manera excepcional. Luces y destellos por doquier y personal trabajando sin descanso alguno. Al notar nuestra presencia, estos trabajadores denotan nerviosismo y lo exponen con sonrisas y chistes de "¡Órale, Juan, la foto!" o "¡Mete la panza 'pa' que salgas bien!".
Es inmensa la colonia y la gente contribuye a nuestro trabajo, pues el encargado les hace comentarios de que saldrán en "x o y" periódico o red social, una de las expresiones exactas fue esta: "Este cuate, así como lo ves, tiene más de cuarenta mil seguidores de todas partes del mundo, imagínate la de gente que nos verá".
Por último y acabando con lo estipulado, nos dispusimos a tomar el suculento y merecido desayuno, en lo particular mis tripas ya estaban ansiosas de recibir alimento; en el largo trayecto continuamos haciendo fotos y en cuanto llegamos al lugar indicado todos guardamos nuestras cámaras o dispositivos electrónicos. Comimos unas deliciosas "carnitas", alimento consistente en carne puerco o cerdo frito en su propia grasa, que cuando es bien preparado (como fue el caso) resulta un manjar.
Finalmente acabamos el trayecto. Es de mis primeras veces en participar en algo como esto, no he escrito muchos artículos con anterioridad, pero quiero compartir con todos ustedes esta nueva experiencia y, espero la lectura y fotografías que tuve oportunidad de obtener sean de su agrado.
Aquí pueden ver un breve contenido de ese día, colaboré con La Raza Cómica, revista digital de nuestros hermanos chilenos: https://www.instagram.com/p/BifK0VAFv5E/?utm_source=ig_web_button_share_sheet
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